Cuatro meses viviendo afuera, experiencia de trabajo, amigos nuevos y un viaje que te puede cambiar la vida.
Los programas Work & Travel ya son moneda común pero en el 2005 les aseguro que era algo totalmente nuevo y con 18 años, decidí emprender esta aventura. ¿El destino? Estados Unidos.
¿Por dónde empezar?
Contacté una agencia de turismo especializada en viajes de Work & Travel y opté por la opción del trabajo seguro. Ellos se encargaron de todo: papeles, pasajes, contacto y entrevistas con empleadores, sponsor, seguro médico y, lo más importante, la visa de trabajo J-1.
No les voy a mentir, mi sueño era ser instructora de esquí, pero a la hora de buscar trabajo estaba abierta a todo. Amo la nieve, esquío desde muy chica y pensar en vivir por unos meses al lado de la montaña y rodeada de un paisaje blanco, me ponía la piel de gallina.
Pasé por varias entrevistas de trabajo, desde housekeeping -servicio de limpieza- de un hotel en Vail (Colorado) hasta la opción laboral en una joyería en Chicago (Illinois) pero nada se concretaba. Casi cerradas todas las entrevistas, con poco tiempo y bastante nerviosa, ¡sonó el teléfono!. Era un empleador que necesitaba instructores de esquí para chicos. ¿Era posta o un sueño? ¡Era real, mi sueño hecho realidad! Tuve la entrevista enseguida -sabía que ese trabajo era para mí- fui confiadísima y me contrataron.
Firmé contrato, arreglé todos mis papeles, pasajes, visa y subí a dos aviones, una avioneta y un auto rumbo a Crested Butte Mountain Resort, un centro de esquí increíble en Colorado. Esta experiencia me cambió la vida y ese lugar mágico se quedó con una parte de mi corazón. Vivir afuera, conocer gente de distintos países y aprender de situaciones de la vida, fueron parte de la experiencia y aprendizaje que llevo al día de hoy conmigo.
Descubrir lo mejor de uno mismo
Ahí estás vos, tu ingenio y personalidad. No están tus amigos de toda la vida, tus padres, tu pareja. Básicamente sos vos y la experiencia que estés dispuesto a vivir. Estos viajes además de ser divertidos, únicos, donde uno construye infinidad de anécdotas, ayudan a que descubras cosas de vos mismo que jamás pensabas que podías tener. Ni hablar que fortalecen la confianza, la personalidad y te abren a una experiencia inolvidable.
Aprender a convivir
Muchos sabrán que, en estos viajes de Work & Travel, para ahorrar plata convivís con mucha gente y seguramente de distintos países. En mi casa éramos ocho, entre los que había un desordenado, otro que no le importaba nada, un obsesivo del orden, etc. Uno aprende a convivir, a tolerar cosas que en otro momento no hubiese aceptado. A hablar y discutir los problemas, a tener más paciencia y establecer los criterios básicos de convivencia. Se crece en este tiempo y más de lo que imaginás.
La vida no se mide en horas, minutos y segundos, se mide en momentos
En algún lugar leí esta frase y me encantó. La experiencia de vivir afuera por unos meses, trabajar y viajar, conocer gente de distintos países, pero al mismo tiempo igual que uno, te va a quedar para toda la vida. Cuando vuelvo los años para atrás, lo que recuerdo son momentos de ese viaje que parece ayer. A partir de esas experiencias, charlas, anécdotas, viajes, salidas, uno construye esos momentos únicos que quedan grabados para siempre. Solo hay que animarse a vivir, a lanzarse hacia lo desconocido, a experimentar, a soñar, a no tener miedo porque, en definitiva, la vida es una sola y el tren no suele pasar dos veces.
“Dentro de veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que suelta amarras, navega lejos de puertos seguros, toma los vientos alisios. Explora. Sueña. Descubre”– Mark Twain.